¿Alguna vez les ha pasado que llega un niño a preguntarles las cosas más inesperadas sobre el sexo o la sexualidad? A veces parece que nos quedamos perplejos ante tal “atrevimiento” o sorprendidos porque ¿Cómo se ha enterado el niño de “eso”? Después de la sorpresa viene la incertidumbre ¿qué puedo explicar y qué no al niño?, ¿estoy usando el vocabulario adecuado?, ¿no lo estaré aturdiendo con mis explicaciones?…
Para enfrentar este dilema tenemos que saber algunas cosas:
Los niños no se miden al hacer sus preguntas y no es difícil que se enteren, todos vivimos en un mundo donde ocultar, negar o ignorar la sexualidad no es posible. Lo que no imaginamos es que los niños suelen ser muy comprensivos, a pesar de que a nosotros nos cueste trabajo hablarlo ellos lo viven y lo reciben con mucha naturalidad, sin necesidad de hacer parecer las cosas lo que no son o hacer metáforas complicadas para explicar algo que tiene nombre como pene, vulva, parto, embarazo o sexo; Un buen lugar para empezar cuando no sabemos qué contestar es preguntarle qué sabe al respecto y de ahí comenzar a orientar, tampoco es necesario una complicada clase de sexualidad sólo contestar con naturalidad y sobre la pregunta concreta que están haciendo.
La importancia de hablar con ellos sin prejuicios es principalmente porque esta información es como una vacuna, una magnífica forma de saciar su curiosidad y para que no busquen esta información en fuentes menos confiables que puedan confundirlos o en el peor de los casos abusar de su curiosidad.
Muchos niños aprenden con el tiempo a no continuar realizando preguntas sobre sexo porque los adultos se incomodan, se esconden, se burlan o los ignoran cuando lo hacen, también aprenden que hablar de esto es un “tema complicado”, algo “secreto” o muy “íntimo” y esto los deja sin la confianza de poder comentar con los adultos problemas que puedan llegar a tener.
Otra cosa que puede suceder es que terminen llevando esta actitud de ocultamiento a su vida adulta y a sus relaciones, un adulto que vio estos temas con naturalidad en la niñez puede vivirlos más plenamente, puede comunicar sus deseos y preocupaciones a sus parejas.
Muchos hemos vivido la secrecía alrededor del sexo por eso muchas veces nos quedamos sin saber qué contestar cuando un pequeño se acerca con nosotros con una duda, lo mejor que podemos hacer es contestar con información puntual, sin prejuicios o tapaduras y saber que haciendo esto lo protegemos.